Tejido encargado del almacenamiento de la grasa

La obesidad en los animales, incluido el ser humano, no depende de la cantidad de peso corporal, sino de la cantidad de grasa corporal, concretamente del tejido adiposo. Hasta hace poco, el término «grasa parda» se utilizaba para referirse a las células UCP1 en dos localizaciones anatómicas distintas: 1 Depósitos formados por el desarrollo en las regiones interescapular y perirrenal, compuestos principalmente por adipocitos UCP1, que tienen muchas gotitas de lípidos pequeñas denominadas multiloculares y mitocondrias densas, lo que da al tejido su color marrón característico; y 2 Células UCP1, que están intercaladas en muchos depósitos de grasa blanca, especialmente en las regiones subcutáneas de roedores y humanos. Estos dos tipos de «grasa parda» no solo son tipos celulares distintos Wu et al., 2012 , sino que también proceden de linajes celulares completamente diferentes Seale et al., 2008 .

Las células de grasa marrón formadas durante el desarrollo, ahora denominadas «células de grasa marrón clásicas», derivan de un linaje similar al del músculo esquelético, marcado por Myf5 o Pax7 Seale et al., 2008 ; Lepper y Fan, 2010 . Las células beige derivan, al menos en parte, de un linaje similar al del músculo liso vascular, tal como está marcado por el promotor Myh11 Long et al., 2014 ; Berry et al., 2016 . Representación del tejido adiposo beige, que consiste en una mezcla de adipocitos blancos y beige.

Esquema de los estímulos que conducen a un aumento de la actividad de la grasa beige «parda» o a una disminución de la «blanca», junto con las consecuencias fisiológicas. El tejido adiposo se conoce comúnmente como grasa corporal. Se encuentra en todo el cuerpo.

Puede encontrarse bajo la piel, en la grasa subcutánea, alrededor de los órganos internos, en la grasa visceral, entre los músculos, en la médula ósea y en el tejido mamario. Los hombres tienden a almacenar más grasa visceral alrededor de sus órganos internos, lo que les lleva a la obesidad alrededor de la parte media del abdomen. Sin embargo, las mujeres tienden a almacenar más grasa subcutánea dentro de las nalgas y los muslos.

Estas diferencias se deben a las hormonas sexuales que producen los hombres y las mujeres. Actualmente se sabe que el tejido adiposo es un órgano endocrino muy importante y activo. Está bien establecido que los adipocitos o células grasas desempeñan un papel vital en el almacenamiento y la liberación de energía en todo el cuerpo humano.

Más recientemente, se ha descubierto la función endocrina del tejido adiposo. Además de los adipocitos, el tejido adiposo contiene otras muchas células capaces de producir determinadas hormonas en respuesta a las señales del resto de los órganos del cuerpo. Mediante la acción de estas hormonas, el tejido adiposo desempeña un papel importante en la regulación de la glucosa, el colesterol y el metabolismo de las hormonas sexuales.

El tejido adiposo libera una serie de hormonas diferentes que son responsables de distintas funciones en el organismo. Algunos ejemplos son: Tanto el exceso como la falta de tejido adiposo pueden tener graves consecuencias para la salud. Lo más habitual es que un exceso de tejido adiposo conduzca a la obesidad, principalmente por un exceso de grasa visceral.

La obesidad conduce a una serie de problemas de salud graves. La obesidad aumenta el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2, ya que hace que el organismo se vuelva resistente a la insulina. Esta resistencia da lugar a niveles elevados de azúcar en sangre, lo que es malo para la salud.

La obesidad también aumenta la posibilidad de desarrollar presión arterial alta, niveles altos de colesterol y una mayor tendencia a la coagulación de la sangre. Todo ello aumenta el riesgo de sufrir ataques al corazón y derrames cerebrales. La lipodistrofia del tejido adiposo también puede causar problemas similares y se observa con creciente frecuencia como resultado de la medicación utilizada para tratar el VIH/SIDA.

Los organismos vivos necesitan consumir energía de su entorno para sobrevivir. En particular, el almacenamiento de la energía extra obtenida durante la abundancia de alimentos es una actividad fisiológica esencial que mejora la supervivencia durante los períodos de escasez de alimentos. Los organismos multicelulares han desarrollado células u órganos especializados para almacenar el exceso de nutrientes en forma de lípidos, ya que éstos tienen más calorías que otros nutrientes.

Por ejemplo, Caenorhabditis elegans almacena el exceso de energía en forma de lípidos en las células intestinales 5, mientras que los tiburones y la Drosophila acumulan el exceso de lípidos en el hígado y el cuerpo graso, respectivamente 6, 7. En otros organismos, especialmente en algunos peces y vertebrados superiores, el tejido adiposo funciona como un depósito de energía especializado 1. El tejido adiposo está distribuido por todo el cuerpo y es capaz de expandirse para acomodar el exceso de energía en forma de lípidos acumulados, características que distinguen al tejido adiposo de otros órganos y tejidos 8.

En los seres humanos, existen dos tipos principales de tejidos adiposos, el tejido adiposo blanco WAT y el tejido adiposo marrón BAT. Desde el punto de vista anatómico, el tejido adiposo blanco comprende dos depósitos principales: el tejido adiposo subcutáneo (SAT) y el tejido adiposo visceral (VAT) que rodea los órganos internos. El VAT, que se concentra en la cavidad abdominal, se subdivide a su vez en depósitos mesentéricos, omentales, perirrenales y peritoneales Figura 1 8, 9. Las funciones fisiológicas clave del WAT son el aislamiento y el almacenamiento de energía.

En la obesidad, ho

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